lunes, 9 de febrero de 2015

Mi monstro de la cama

Nunca fui un niño normal. Siempre llegaba de la escuela a la casa inventando cosas mi padre decía que tenía mucha imaginación pero mi madre nunca compartió aquella opinión. Cada vez que se me ocurría una bella historia ella la apaciguaba con sus labores o peor aún me ignoraba, extrañamente siempre necesitaba que alguien me escuchara cada vez que mi pequeño globo de imaginación explotaba.
En estos pequeños cuentos era capaz de mezclar pequeños mitos griegos con nórdicos, me gustaba estas clases de lecturas. También les agregaba un poco de hadas o duendes, y estos pequeños bribones constantemente se salían con la suya pues ellos un día me robaron un calcetín.
-Madre, los duendes se robaron mi calcetín.
-Sebastián, déjate de tonterías y ven mejor a ayudarme- prefiere trabajar y nunca escucharme así es ella, siempre lo ha sido.
Estaba sentado en la sala de la casa esperando a que mis padres terminaran de alistarse porque era noche familiar. Pero, vi debajo de la vieja mesa una extraña mano que salía más no era una mano común sino tenía pelo algo excesivo, garras creo que era eso, era demasiado grande aquella mano y además tenía un dedo de más, por un momento creí que alucinaba pero no fue así esta se movía y cuando escucho la voz de mi madre esta desapareció tras la mesa.
Cuando partimos olvide casi en su totalidad lo que había ocurrido antes de irnos pensé que mis padres me tacharían de loco. Sin embargo, cuando termino la cena y llegamos a la casa voltee hacia la mesa donde vi la mano esperando volver a verla no hubo nada ahí.
-¡Buenas noches! Sebastián, que descanses.
-Igualmente padre.
-Que descanses Sebastián.
-Gracias Mamá.
-Sebastián, que sueñes con tus propios monstros- hubo una pequeña risa entre todos a mi padre le encantaba decirme esto cada noche antes de dormir.
-Claro Papá.
Ellos cerraron la puerta de mi cuarto, todo se veía oscuro en su totalidad excepto por un pequeño haz de luz que iluminaba parte de mis piernas me quede rato mirando esta pequeña luz que reflejaba la luna del sol. Cuando percibí que la luz desapareció pensé que lo mejor era dormir pero recordé que no era temporada de lluvia todo estaría despejado, voltee hacía la ventana pero la oscuridad me impedía ver que más había, esto se volvió más extraño por que escuche respiraciones que no eran las mías.
-¿Quién está ahí?- me arme de valor porque desconocía la persona o cosa que estaba tapando la luz.
-Dije ¿Quién está por ahí?- se calló la otra respiración y solo se quedó la mía.
-¡Amigo o enemigo!- se me ocurrió esto a la mejor el otro individuo estaría asustado como yo.
-Amigo- escuche esta palabra la cual me alivio al saber que era alguien bueno.
- Bueno amigo, deja prendo la luz para verte.
-¡No!- grito
-¿Qué pasa?
-No la prendes esta hace que desaparezca, y además no queras verme.
-No te creo eso de que desaparecerás y el no querer verte eso es ridículo ni que estuvieras tan feo.
-Créeme niño no lo queras saber.
-¿Saber qué? – Se quedó callado- dime ni que fuera tan grave.
-Te lo diré pero no prendas la luz.
-Está bien, tienes mi palabra.
-Soy un monstro.
-¿Qué? ¿Cómo es eso posible?
- Así es mocoso, créeme lo sé porque he vivido más tiempo que tú.
-¿Qué edad tienes?
-Más de los que podías contar.
-Pensé que serías un monstro amigable.
-Dime niño que monstro en la historia ha sido amigable.
- No sé, la verdad lo desconozco pero puede que un autor lo haya hecho realidad. Espera ya recordé Oscar Wilde tiene un monstro, bueno era un gigante que era muy egoísta pero se volvió amable con todos.
- Pero ese era inventado.
- Entonces, tú ¿Qué eres? real o inventado.
-Calla niña, solo vine a descansar por esta noche debajo de tu cama.
-Y por qué no te quedas conmigo me hace falta una compañía en esta noche, cada niño necesita un monstro de vez en cuando.
-¿Por qué no me tienes miedo?
-¿Por qué debería tenerlo acaso no me respondiste amigo? Así es como te veo, o me mentiste.
Lo que no sabía era que mi amigo el monstro estaba llorando tardo en responderme pero al final me dijo:
-Bueno niño, te dejare dormir y quisiera dormir de igual manera mañana será un día muy atareado.
Apenas amaneció y me fije de debajo de mi cama pero no había nada. Entonces pensé que él se había ido con los primero rayos de luz como me dijo que desaparecería con solo estar expuesto a la luz. Me levante de mi cama y fui a almorzar con mis padres pero en la puerta de mi cuarto encontré una carta la cual era dirigida a mí por parte del monstro solo decía:
-Te espero en la noche pequeño Sebastián- sonreí.




martes, 3 de febrero de 2015

Día nublado

Veo por mi ventana el día nublado,
Las rosas tristes, y el sol escondido
De la tierra, esperando el momento
De sonreír al humano.
Sea de mañana,
Sea de noche
Este día siempre
Esta nublado.
Al parecer está ocultando algo
Tal vez es un día dichoso para el que peca
Porque aparenta estar oculto de Dios.
¿Qué espera el hombre con que este nublado?
La lluvia recia, el agua para el desierto
Pero es poca la que se queda y mucha la que se va.
¿Qué espera el hombre con que este nublado?
La esperanza de un día bueno pero este
Siempre pasa,
Siempre lo ha hecho.