viernes, 10 de octubre de 2014

El joven sin nombre.


Un día tranquilo en el ViveBus de Chihuahua había dos señoritas del Bachilleres uno, una se llamaba Berenice y su gran amiga se llamaba Dana, ellas estaban hablando de chico del salón y recordando anécdotas que les ocurrieron en los años anteriores en el colegio.
Pero detrás de ellas estaba un muchacho, que estudiaba en el mismo bachilleres y es compañero de ellas. Nadie en el salón conocía su nombre, cuando pasaban lista él no respondía pero misteriosamente no tenía ninguna falta, la seriedad y timidez que tenía eran obstáculos para que hiciera amigos, esto ocasiono que fuera casi imperceptible a las demás personas. Su vida era solitaria.
El joven escuchaba atentamente la conversación de sus compañeras, ellas decían:
-Oye Dana, me acuerdo que en la escuela vi a un muchacho de nuestro salón que estaba caminando pero no sabía su nombre, fue algo extraño mirarlo y no saber cómo se llamaba. De hecho pasó justo delante de mí pero no me percibía.
-Enserio, no te acuerdas de su nombre pero si todos nos conocemos y como pudo haberte ignorado si tú eres muy bella
-Gracias, más aun no puedo recordar su nombre, aunque no recuerdo haberlo oído.
-Dime, en dónde se sienta.
-Se sienta en la butaca que está al lado izquierdo en la esquina del salón.
- Bere – así le dicen de cariño- nadie se sienta ahí. Es una butaca bacía.
-Te digo que sí, has memoria. Ese chavo si se sienta en ese lugar solo que es muy callado.
Ambas amigas se pusieron a recordar si habría una persona  que se sentase en ese lugar. Dana aun insistía que nadie se sentaba, en cambio Berenice decía que si había una persona que se sentaba.
Iban llegando a la estación Juan Escutia, ellas aún no estaban de acuerdo pero tuvieron que dejar la discusión porque Dana se bajaba en esta estación. Se despidieron. En cambio Berenice se tenía que bajar hasta la Terminal Norte, ella poniéndose unos audífonos para escuchar música mientras llegaba a la estación.
Aquel muchacho quedo sorprendido porque una persona, un compañero sabía que existía. Reflexiono en su mente sobre esto que escucho. Él recordaba aquel día en que percibió que alguien lo observaba, se sintió nervioso y no levanto la mirada pero no sabía que ella era quien lo miraba.
Llegando a la Terminal Norte todas las personas comenzaron a bajarse del Vive Bus, Berenice se levantó de su asiento fue a la puerta de salida del autobús, se bajó y fue directo al otro camión que tomaba para llegar a su casa, de igual manera el muchacho se levantó pero decidió ser más cauteloso para que no viera que la estaba siguiendo. Cuando Berenice estaba en la fila para subirse a su camión percibió que alguien estaba detrás de ella, voltea, para su sorpresa se topa con la más dulce sonrisa que se nunca vio en su vida, le respondió de igual manera con una sonrisa porque lo reconoció, y  este joven le dijo.
-Gracias.



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1 comentario:

  1. La adolescencia, una etapa controvertida de la vida, llena de inseguridades y aprendizaje. Esta historia es blanca, delicada, pura y llena de esperanza, con dos adolescentes que se han mirado con los ojos del entendimiento. Muy bonita.
    Me gusta tu estilo narrativo, claro y sencillo.
    Te deseo lo mejor para el crecimiento de tu blog, que es muy interesante. Bellas poesías.
    Un abrazo

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