Un día tranquilo en el
ViveBus de Chihuahua había dos señoritas del Bachilleres uno, una se llamaba
Berenice y su gran amiga se llamaba Dana, ellas estaban hablando de chico del
salón y recordando anécdotas que les ocurrieron en los años anteriores en el
colegio.
Pero detrás de ellas estaba
un muchacho, que estudiaba en el mismo bachilleres y es compañero de ellas.
Nadie en el salón conocía su nombre, cuando pasaban lista él no respondía pero
misteriosamente no tenía ninguna falta, la seriedad y timidez que tenía eran
obstáculos para que hiciera amigos, esto ocasiono que fuera casi imperceptible
a las demás personas. Su vida era solitaria.
El joven escuchaba
atentamente la conversación de sus compañeras, ellas decían:
-Oye Dana, me acuerdo que en
la escuela vi a un muchacho de nuestro salón que estaba caminando pero no sabía
su nombre, fue algo extraño mirarlo y no saber cómo se llamaba. De hecho pasó
justo delante de mí pero no me percibía.
-Enserio, no te acuerdas de
su nombre pero si todos nos conocemos y como pudo haberte ignorado si tú eres
muy bella
-Gracias, más aun no puedo
recordar su nombre, aunque no recuerdo haberlo oído.
-Dime, en dónde se sienta.
-Se sienta en la butaca que
está al lado izquierdo en la esquina del salón.
- Bere – así le dicen de
cariño- nadie se sienta ahí. Es una butaca bacía.
-Te digo que sí, has
memoria. Ese chavo si se sienta en ese lugar solo que es muy callado.
Ambas amigas se pusieron a recordar
si habría una persona que se sentase en
ese lugar. Dana aun insistía que nadie se sentaba, en cambio Berenice decía que
si había una persona que se sentaba.
Iban llegando a la estación
Juan Escutia, ellas aún no estaban de acuerdo pero tuvieron que dejar la
discusión porque Dana se bajaba en esta estación. Se despidieron. En cambio
Berenice se tenía que bajar hasta la Terminal Norte, ella poniéndose unos
audífonos para escuchar música mientras llegaba a la estación.
Aquel muchacho quedo
sorprendido porque una persona, un compañero sabía que existía. Reflexiono en
su mente sobre esto que escucho. Él recordaba aquel día en que percibió que
alguien lo observaba, se sintió nervioso y no levanto la mirada pero no sabía
que ella era quien lo miraba.
Llegando a la Terminal Norte
todas las personas comenzaron a bajarse del Vive Bus, Berenice se levantó de su
asiento fue a la puerta de salida del autobús, se bajó y fue directo al otro
camión que tomaba para llegar a su casa, de igual manera el muchacho se levantó
pero decidió ser más cauteloso para que no viera que la estaba siguiendo.
Cuando Berenice estaba en la fila para subirse a su camión percibió que alguien
estaba detrás de ella, voltea, para su sorpresa se topa con la más dulce
sonrisa que se nunca vio en su vida, le respondió de igual manera con una
sonrisa porque lo reconoció, y este
joven le dijo.
-Gracias.
.
La adolescencia, una etapa controvertida de la vida, llena de inseguridades y aprendizaje. Esta historia es blanca, delicada, pura y llena de esperanza, con dos adolescentes que se han mirado con los ojos del entendimiento. Muy bonita.
ResponderEliminarMe gusta tu estilo narrativo, claro y sencillo.
Te deseo lo mejor para el crecimiento de tu blog, que es muy interesante. Bellas poesías.
Un abrazo