De repente surge en ti
una sonrisa,
Y me miras con ojos
pispiretos.
¿Cuál es el motivo de
este presente?
Me preguntas, me vuelvo
discreto.
Me abrasas y quedo sin palabras.
Tu emoción repentina nos
hizo llorar,
En mi se derramaba mi
alma,
En ti se manifestaban las
horas.
¡Un regalo! ¡Un regalo!
Gritas al cielo,
Le miras como un gran espejo.
Aun me abrasas, nunca lo
dejes de hacer.
Te miro y me llenas de
alegría.
Pero mañana no hay
amanecer
Para este cuerpo querida
mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario